Historia
San Vicente fue fundado el 19 de junio de 1870 por Agustín Garzón, a través de una iniciativa privada que dio nacimiento a uno de los primeros pueblos que por entonces rodearían el casco céntrico citadino. Decimos “pueblos” debido a que en ese momento la ciudad estaba encerrada en el conocido “pozo” o “embudo” que por muchos años la caracterizó. De este modo, los actuales barrios-pueblos próximos al centro estaban alejados del municipio, presentando en algunos casos ciertas características rurales y autonomía en cuanto a sus necesidades en materia de infraestructura, redes sociales, etc. En este sentido, cabe señalar que San Vicente no fue ajeno a esta tendencia, tanto es así que durante los primeros años el barrio era conocido por sus quintas de hortalizas y frutales, pobladas principalmente por familias de la clase alta cordobesa que compraban sus viviendas para vacacionar o descansar en la zona. Este paisaje comenzó a matizarse con el tiempo, adoptando un perfil particularmente heterogéneo. Esto es, la consolidación del ferrocarril y de las primeras oleadas migratorias transatlánticas, así como la llegada de las primeras industrias al barrio (curtiembres, hornos de Cal Serrano, ex molinos Leticia, entre otras) propiciaron un cambio importante en la composición socio-demográfica y habitacional. Esto se evidenció en la llegada de obreros, que se instalaron próximos a las industrias que había en los bordes de San Vicente, y de algunas casitas precarias y rancherías posibilitadas por la baja en los precios de la tierra generados tras la competencia de diversos agentes inmobiliarios existentes en la zona. Esta tendencia se fue consolidando, sobre todo entre las décadas del ’40 y ’60, momento en que, acorde al modelo sustitutivo de importaciones, se instalaron en el barrio las industrias pesadas de tipo metal-mecánicas. Así San Vicente vivió un momento de particular desarrollo adquiriendo un carácter fuertemente industrial, cuyos máximos exponentes se evidenciaron por ejemplo en las antiguas industrias Czaky (conocidas popularmente como “Chasqui”), las industrias Whelam, entre las principales. Aunque éstas representaban una importante fuente de desarrollo socio-económico para los cientos de trabajadores que vivían de estas empresas, con el tiempo entraron en crisis. La crisis socio-política que se sucedió entre la década del ‘70 y ‘80 fue degradando la zona. Se produjo el cierre de muchas de las principales fuentes intensivas de trabajo, que sufrieron su última “estocada” en la década del ‘90, con la apertura indiscriminada de importaciones. De esto modo, aunque algunas industrias subsistieron, San Vicente fue adquiriendo un perfil crecientemente comercial, como es el que lo caracteriza en la actualidad. De este modo, en los últimos años es posible observar el desarrollo de un importante “microcentro” que se extiende a lo largo de la tradicional calle San Jerónimo la cual actúa como un eje vertebrador del barrio, el cual se ha visto poblado tanto por comercios familiares como por pequeñas, medianas y grandes empresas de capital nacional que han vuelto a prestar atención a la zona. Consolidado en el imaginario de las generaciones más grandes y en menor medida también en los más jóvenes, la historia de “La República” rememora el espíritu de resistencia a la autoridad e importancia de la acción colectiva de los vecinos en el marco de los tradicionales corsos que se hacen históricamente en la zona y que, puntualmente en este caso, rememoran el corso del año 1932. Según distintos autores, el carácter relativamente acomodado de sus primeros habitantes le imprimió al barrio un carácter festivo que se evidencia inclusive desde los primeros años de su fundación. Tanta es su importancia que, si bien hablamos de un simple festejo, hacia la década del ´30 éste se había transformado en una importante fuente de ingresos para la ciudad. Ésta puede ser una de las principales razones por la cual, a pesar de la histórica tradición del barrio de organizar mediante una comisión de vecinos el corso, este año el comisionado municipal de la época (Ricardo Belisle) decidió que los corsos no se harían en el barrio sino en el centro. Disuelta la comisión sanvicentina por la Municipalidad, y no obstante la prohibición oficial, un grupo de jóvenes -principalmente de las familias del centro del barrio- decidió realizar el corso. Llegado el día (lunes 8 de febrero) sostiene Ordóñez Pardal que “desde temprano empezó el santo y seña entre los vecinos de San Vicente. ‘Esta noche habrá corso’ y la voz corrió como reguero de pólvora. Numerosas comisiones de jóvenes de ambos sexos recorren el barrio invitando a concurrir a la calle San Jerónimo a las 18horas. No habrá palcos ni guirnaldas para la iluminación, y el que tenga auto que concurra con su familia, que se realizará el corso. Si interviene la policía, ‘ya veremos qué pasa’ es la contestación”. Así transcurren las horas y el corso efectivamente se realiza, convocando incluso a las familias que se encontraban en el corso oficial del centro, quienes se trasladan al barrio. Frente a esta situación, el comisionado decide cortar el alumbrado de la calle San Jerónimo, sin embargo los vecinos sacan electricidad desde sus domicilios y la resistencia sigue. Ante esta situación, se manda a reprimir a la población por medio de la fuerza pública. Si bien, en un principio, el comisario Abel Gordillo Peña decide actuar con serenidad evitando exacerbar aún más los ánimos, un agente de la seccional primera detiene al Sr. Ángel García. “Esto permitió que interviniera el comisario Gordillo Peña quien ordenó la detención de ambos. Así las cosas, trajo como consecuencias una reclamación colectiva por la libertad del Sr. García. Más de quinientas personas acompañaron el detenido hasta la puerta de la comisaría 5ª a los gritos de ¡viva la libertad! ¡abajo la dictadura! (…) Como a las 22hs, el señor García fue puesto en libertad y una manifestación lo acompañó por calle San Jerónimo al grito de ¡viva la República de San Vicente!”. De este modo, había nacido el “mito” de “La República”, puntapié para diversas iniciativas vecinales que llevarían en su identidad esta acción vecinal. Fuente: http://www.cafedelasciudades.com.ar/cultura. Entrevista a Desirée D´Amico, Magíster en Gestión Política (Universidad Católica de Córdoba-Georgetown University) y Becaria de CONICET. Miembro de la Red de Vecinos y Asociaciones de San Vicente.
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